La película se basa en la novela autobiográfica “Siete años en el Tíbet”, escrita por el alpinista austriaco Heinrich Harrer, a partir de las experiencias acontecidas en su viaje al Tíbet entre 1944 y 1951 durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial y el periodo previo a la invasión del Ejército Popular de Liberación Chino. La adaptación cinematográfica corrió a cargo del aclamado director francés Jean-Jacques Annaud.
En la película se relata la aventura de Heinrich Harrer –considerado como uno de los mejores escaladores del pasado siglo– y de su compañero, Peter Aufschnaiter, que lideraba una expedición de alpinistas cuyo objetivo era alcanzar la cima del Nanga Parbat, en el Himalaya, durante el otoño de 1939.
Sin embargo, tras descender de la cordillera sin éxito, estalla la Segunda Guerra Mundial y la totalidad del equipo es capturado por soldados ingleses presentes en territorio indio y sus integrantes son llevados a un campo de prisioneros.
Harrer intenta fugarse en diversas ocasiones, hasta que lo logra con la ayuda de un ingenioso plan. Al escapar, decide dirigirse solo en dirección al Tíbet, llegando a Lhasa y obteniendo un permiso para vivir allí. Sin embargo, la vida de Harrer da un giro inesperado cuando el Dalai Lama, entonces un niño considerado el líder espiritual del Tíbet, se interesa por conocerle. Es así que termina convirtiéndose en el mejor amigo del Dalai Lama, quien desea asimilar todos los conocimientos que le pueda aportar el alpinista austriaco.
Durante el tiempo que reside en el Tíbet, Harrer se contagia de la espiritualidad del Dalai Lama, y cambia su percepción de las cosas: se siente avergonzado de la violenta conquista del Tíbet por parte de China y, en contraste, admira al pueblo tibetano y su ansia de paz.
Finalmente, el Dalai Lama le aconseja que regrese a Austria para preocuparse por su verdadero hijo y encontrar su paz interior. Harrer sigue su consejo y de vuelta a su país se convierte en el padre de su hijo. Más adelante, es el primero en colocar la bandera del Tíbet en el Everest.
En definitiva, la película “Siete días en el Tíbet”, a partir de la amistad entre Harrer y el Dalai Lama, trata de transmitir el contraste de valores entre Oriente y Occidente, el enriquecimiento mutuo y el valor de la espiritualidad para afrontar las situaciones difíciles de la vida.