“Tres colores: Azul” es la primera película de la trilogía “Tres colores: Azul, Blanco y Rojo”, inspirada en los ideales de la bandera francesa: libertad (azul) igualdad (blanco) y fraternidad (rojo). Cada historia es independiente en sí misma, aunque el cineasta juegue a entrelazarlas muy sutilmente. “Tres colores: Azul” es un complejo estudio psicológico sobre la libertad.
En un accidente de coche, Julie pierde a su marido (Patrice), un prestigioso compositor, y a su hija (Anna). Al recuperarse de sus lesiones, decide comenzar una nueva vida, independiente, solitaria y anónima, alejada de los privilegios de que antes disfrutaba. Olivier, el ayudante de Patrice, intenta sacarla de su aislamiento. Enamorado de ella desde hace muchos años, acaba convenciéndola para que termine el «Concierto para Europa», una ambiciosa obra inacabada de su marido.
Cabe destacar la relevancia que pone el director de la película en el simbolismo del color azul. Según su opinión, actualmente, el azul ya no simboliza la libertad en un sentido político o social, sino la libertad de vivir la vida en sí misma.
En definitiva, se trata de una película que refleja cómo la muerte de nuestros seres queridos nos puede cambiar la vida totalmente y llevarnos a tomar caminos que de ninguna otra manera hubiéramos recorrido. El fim también contiene un mensaje de esperanza individual, puesto que la muerte conlleva que la protagonista recupere una parte de ella misma que estaba oculta y olvidada. Tras la muerte de su marido y su hija, Julie emprende una huida hacia adelante para intentar comenzar una nueva vida, olvidándose de todos y de todo: de su pasado y de su familia.