Nathalie pierde en un accidente al hombre del que está perdidamente enamorada. Después de una etapa de duelo, se da cuenta de que el amor vuelve a llamar de nuevo a su puerta. Lo hace de la mano de Markus, un compañero de trabajo quién nunca ha tenido éxito con las mujeres pero que es todo bondad y ternura. Este hombre es para ella la vuelta a la vida.
La delicadeza es una deliciosa película sobre la esperanza que nos muestra que incluso en los momentos más inesperados, la vida puede sorprendernos.
Y es que superar el duelo y especialmente en etapas tempranas de la madurez vital no es nada sencillo. La Delicadeza, una hermosa película nos muestra que más allá de lo que vivimos, la vida fluye y siempre puede sorprendernos.
Es difícil poder oír el susurro que emiten las promesas de felicidad en un mundo ensordecido por los intereses, las prisas y el egoísmo.
Y sobretodo cuando la persona está sumida en un proceso de duelo traumático. Es entonces cuando cualquier situación que altere el estado de duelo deber ser muy delicada con la vida pues sólo así se puede atraer los instantes mágicos que la vida nos regala a diario aunque no nos demos cuenta.
Se precisa, sin duda de un espíritu predispuesto para poder convertir la casualidad en causalidad o el azar en destino. La delicadeza es esta actitud que aguza los sentidos y afina el sentimiento para que este permanezca atento y capte la maravilla del momento.
El film y la novela (que se lee como si fuera la propia película) nos insta a adoptar una actitud abierta con delicadeza frente al proceso de duelo.
Ofrece un elogio de la lentitud, de la atención al otro.
En esta historia el duelo es algo fundamental. De hecho más de la mitad del film o el libro nos muestra la dificultad para borrar todo el dolor de Nathalie por la pérdida de su marido.
Pero a partir de un momento, llega un punto en la vida de Nathalie donde el dolor deja de ser una constante y se siente capaz de volver a respirar, a reír y a seguir hacia delante. Pero en todo ello han pasado tres años, un tiempo en el que su vida es como si hubiera sido congelada en el tiempo, pero a la vez era testigo de cómo el mundo caminaba y ella se quedaba atrás.
Despertar
De repente despierta de este letargo, y es cuando decide seguir el ritmo de los demás, por mucho que no le sea fácil. Tiene que seguir viviendo. No le es sencillo, pero debe hacerlo.
La aparición de Markus es el regalo de la vida por el cambio de actitud que adopta. La historia es pues un canto a la dignidad del ser humano a la grandeza de aceptar al otro tal como es, lejos de toda apariencia exterior y acogiendo con imaginación precisamente las incertezas que acompañan siempre toda relación.
En definitiva dejar fluir la vida de forma tranquila, a ritmo pausado, con la mirada en lo esencial que nos muestra el tiempo que nos acompaña.
Un libro, una actitud
Es una película intimista, en que vamos adentrándonos el universo de los personajes poco a poco, con delicadeza.
Uno puede pensar que es una película o un libro romántico y sin duda tiene la pátina, pero no es una novela rosa. En realidad, el romanticismo es más bien una excusa para ilustrarnos el tremendo cambio que debe suceder para superar un duelo.
Debemos mantener una actitud abierta con la vida para que en medio del dolor de una muerte conmovedora podamos nuevamente abrazar la ilusión de vivir.
Estamos frente a una historia de amor, de soledad, de desamor, de búsqueda pero también de miedo, de felicidad frustrada y de superación del amor carnal para abrazar la belleza que nos sugiere la vida.
Sensible, pero no forzada
Es una película sensible, que no sensiblera, llena de delicadeza. Es sin duda una pequeña obra de arte que los protagonistas bordan de forma notable. El libro, estructurado en 117 pequeños capítulos, tiene también la capacidad de atraparnos por su ternura, por una narración exquisita, inteligente y sumamente delicada.