Frío Glacial nos traslada a una pequeña villa belga, perdida en una calle, dónde se encuentra el negocio de pompas fúnebres de Edmond Zweck, al borde de la quiebra.
La compañía tiene solo dos empleados: Georges, el brazo derecho de Zweck; y Eddy, un joven recién incorporado y sin experiencia en el negocio.
Una buena mañana, sin embargo, aparece una cliente que les da la oportunidad para llevar a un difunto a su última morada.
Pero mientras los empleados funerarios van en busca del cementerio, el cortejo fúnebre se pierde, y aquel viaje se convierte en un fiasco. Y empieza aquí una hilarante crítica a las empresas del mundo funerario.
Originalidad del concepto
No hay muchos documentos cinematográficos sobre el mundo funerario. A penas unos pocos documentales, como el francés «Le Domaine» (2015) de Greg Nieuviarts.
En el ámbito de la ficción son menos todavía, ya que ni el cine ni la televisión se prodigan en ironizar sobre el mundo funerario.
En el año 2001 se estrenó A dos metros bajo tierra (en inglés Six feet under) en la que los protagonistas son una familia disruptiva de una empresa funeraria.
También, en el mundo anglosajón, ha habido algunas que otras piezas cinematográficas mordaces, como Un funeral de muerte (2007). Más en cualquier caso hay pocas críticas sobre el sector funerario.
Grand Froid (Frío Glacial) es una película francesa en la que se satiriza el mundo funerario como metáfora de la vida y la muerte misma. La cinta, envuelve al espectador en un manto de fría nieve y ventiscas, acompañando a un coche fúnebre que se ha perdido camino del cementerio.
90 minutos de clara alegoría simbólica de lo que es la vida en si misma para muchas personas: un recorrido hacia ninguna parte.
La historia
Todo empieza cuando una señora viuda afligida entra. La burguesa les propone llevar a su difunto marido a un cementerio distante.
El propietario de la funeraria ve en su cliente la oportunidad esperada para salvar el negocio, por lo que organiza un convoy funerario. Esta trama desembocará en una película de enredos, tamizada por los tintes de lo que podríamos denominar surrealismo macabro.
Frío Glacial se basa en una adaptación de la novela de Joël Egloff titulada «Edmond Ganglion et fils«, publicada en 1999, y reeditada con motivo de la presentación del film.
En este mundo singular conviven Georges, un viejo sepulturero, y Eddy, un joven sin experiencia que se pregunta cosas. «¿Crees que estamos más tiempo no nacidos o más tiempos muertos?» es un ejemplo de las metáforas sobre la vida y la muerte que se encuentran en el film.
Una gran obra francesa
La película, ambientada en Bélgica, tuvo el rodaje del viaje del coche fúnebre Polonia, en pleno mes de febrero, lo cual permitió poner en el ambiente glacial básicos en la historia.
Frio Glacial (Grand Froid) está magistralmente interpretada por Jean-Pierre Bacri encarnando a un empresario funerario más gruñón que nunca, por Olivier Gourmet como jefe melancolíco que comparte su vejez con un apuesto Arthur Dupont, que da vida a un inexperto empleado, poeta y profundamente alérgico a la muerte.
Un trío de actores que se ponen en la piel de valores vitales con la chaqueta de hombres de pompas fúnebres para conducir una especie de road movie a modo de viaje iniciático sobre la muerte.