Desde el origen de los tiempos la pregunta ¿Qué hay más allá de la muerte? ¿Qué pasa después? es algo que concierne a la humanidad. Desde los Egipcios hasta los Milenials, pasando por los Griegos y los Fenicios, han creado historias y leyendas para dar respuesta a esta pregunta o para explicar la existencia del cielo o del infierno (tradición judeocristiana) o la presencia de una fuerza suprema de la cual todos formamos parte y a la que volvemos para reencarnarnos una y otra vez hasta llegar a la liberación final (tradición budista).
Explorar la mente en situación limite
Enganchados a la muerte (Flatliners) es una película estrenada el pasado 3 de noviembre, dirigida por Niels Arden (nominado al 46 Festival Internacional del Cine de Berlín en el ’96 por el film Portland) y protagonizada por los actores Ellen Page (protagonista de Juno) y Diego Luna (jurado en el Festival de Cannes de 2016), entre otros. Se trata de un remaster de una película con el mismo título estrenada en 1990 traducida al español como Línea Mortal. En ella aparecen cinco residentes de medicina en cuyo día a día, de una manera u otra, la muerte siempre está presente. A raíz de ésto, una de las residentes, Courtney (Ellen Page) se plantea estudiar qué le pasa al cerebro cuando morimos y qué experiencias conscientes viven aquellos que han estado a las puertas del abismo. Hemos escuchado múltiples historias sobre este tema, como las personas que explican haber visto una gran luz blanca, visualizar en segundos la totalidad de su vida o que se aparecen sus seres queridos que ya no están esperándoles en ese lugar limítrofe.
Courtney decide experimentar con ella misma qué es lo que ocurre tras una experiencia cercana a la muerte y para ello, con la ayuda de sus compañeros, paraliza su corazón durante un minuto para que luego estos la reanimen. Ella dice ver luces, sentir mucha tranquilidad y de repente se ve dotada de un amplio conocimiento sobre temas médicos, como si esta experiencia límite le hubiera llevado a la conciencia todo aquello que un día estudió, de una manera clara y lúcida, y tuviera la capacidad de retenerlo todo. Además al revisar las resonancias magnéticas (fotografías del cerebro) observan que durante el estado de coma se activan de manera sobresaliente áreas relacionadas con los instintos más básicos o con la memoria. Asombrados con los resultados los demás también deciden probarlo, apelando al avance científico y a la ayuda en la investigación. Lo que empieza como un juego acaba siendo una pesadilla.
Durante el transcurso de los días posteriores al experimento, todos ellos tienen experiencias poco agradables con gente que ya no está en sus vidas, con gente con la que se sienten responsables de que ya no estén aquí, ya sea por haber sido presentes en su muerte o bien por hacerles algo que no estaba bien moralmente. Llega a tal punto la situación que la presencia de estas personas no les permiten llevar su vida con normalidad. Tras varias situaciones intensas se dan cuenta que las personas que les persiguen no están más que en su mente y que en el momento en que hacen las paces con ellos les dejan de atormentar.
A veces nos encontramos en esta misma situación sin necesidad de tener experiencias cercanas a la muerte, como si se tratara de fantasmas que nos atormentan. Siguiendo la filosofía de distintas religiones como la cristiana o la budista, el secreto está en aprender a perdonar y pedir perdón, a saber hacer las paces con el prójimo para así adquirir un vida tranquila y en paz, tanto en nuestro día a día como en el más allá, para poder vivir en harmonía con lo que nos rodea.
Lo que hay más allá de la vida sigue siendo un misterio para todos nosotros, pero cada vez tomamos más conciencia que lo importante es realizar acciones responsables y coherentes con nuestros valores mientras estemos en vida para así disfrutarla al máximo sacando provecho de cada momento, viviendo en el aquí y el ahora.