Explicar la muerte a los niños no resulta nada fácil. Es muy habitual que protejamos a los niños del dolor y del sufrimiento que supone perder a un ser querido. No obstante, los niños intuyen y tienen necesidad de saber, y no hablar de la muerte puede generarles más angustia, porque sus intuiciones se quedan sin respuesta.
En este sentido, la guía consta de nueve capítulos que abarcan gran diversidad de temas y que ayudan a explicar la muerte a los niños.
El capítulo 1, “Hablar de la muerte es de mal gusto”, trata de romper los tabús sobre la muerte en nuestra sociedad y ofrecer una visión de la muerte como parte de nuestras vidas. Además, expone la necesidad de compartir con los niños el dolor que supone la pérdida de un ser querido.
En el capítulo 2, “La muerte y los niños ¡No gracias!”, la autora reflexiona sobre las razones que motivan a los padres a alejar y proteger a los niños de todo lo relacionado con la muerte. Entre otros aspectos, ofrece respuestas a la ansiedad que provoca enfrentarse a la muerte.
El capítulo 3, “¡Quiero saber!: La curiosidad del niño ante la muerte”, aborda el error que a menudo se comete cuando se oculta el tema a los niños. Los niños intuyen y desean saber, y es necesario que obtengan respuestas a sus dudas
En el capítulo 4, “¿Qué significa morir? Cuatro conceptos claves sobre la muerte”, se explica qué es la muerte y cómo se debe afrontar el dolor que causa. Se trata de afrontar el duelo de la forma menos confusa posible, siendo conscientes que la muerte es universal e irreversible.
En el capítulo 5, “Explicar la muerte a cada edad: Lo que los niños alcanzan a comprender en las distintas etapas de su desarrollo”, propone diversas formas de explicar la muerte a los niños, en función de las distintas etapas de su vida, partiendo desde el nacimiento y hasta la adolescencia.
En el capítulo 6, “¿Cómo comunicar la muerte de un ser querido? Claves para hacerlo”, la autora resalta la necesidad de comunicar al niño la muerte del ser querido cuanto antes. Además, ofrece claves para ayudar durante este proceso y reflexiona sobre el papel que debe jugar la escuela.
En el capítulo 7, “Los niños y el duelo”, se aborda el duelo como un proceso normal y dinámico, un proceso que requiere de trabajo y adaptación a la nueva situación por parte de todas las personas.
En el capítulo 8, “Acompañamiento del niño en el duelo: Cómo ayudar a los niños y adolescentes”, se ofrecen consejos a las personas responsables del menor para que puedan acompañar a los niños y adolescentes en su dolor, con la idea de que éste sea lo menos traumático posible.
En el capítulo 9, “El duelo en las distintas etapas del desarrollo: ¿Cómo podemos actuar?”, la autora propone, en función de la etapa de desarrollo del niño, una serie de recomendaciones para ayudarlo a afrontar el duelo. Las recomendaciones abarcan tanto el ámbito familiar como el ámbito escolar.