Música como terapia y despedida final

La música es una experiencia no verbal que traspasa fronteras cognitivas. Es una vibración que forma parte del ser humano y ha impregnado con sus ecos todas las zonas de la fisiología humana. La música es la expresión de la pulsación vital del Universo, del latido de nuestro corazón o la respiración o del ritmo de las estaciones. Algunos filósofos expresan que el Universo es una multiplicidad vibracional con armonía sistémica. La música nos acompasa con el pulso universal y nos conecta con ese todo. Hoy la música además de ser un arte puede ser una medicina. No concebimos una despedida sin música, pero antes de ésta, la música puede sanarnos o acompañarnos en nuestros últimos pasos. Eso es la musicoterapia.

Música como terapia y despedida final

La musicoterapia está entrando lentamente en algunos hospitales donde ayuda a humanizar la vida en el centro de las personas ingresadas y a sus familiares. Consigue que los pacientes sientan menos dolor y, en algunos casos, tengan una estancia hospitalaria más corta. De esta manera, al menos, lo perciben Àngels, Núria y Dul, tres musicoterapeutas de la Associació Ressò de Musicoteràpia, que desde hace diez años trabajan en el proyecto Xarxa de musicoteràpia en el hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona.

En los hospitales

Empezaron en la unidad de oncología y, poco a poco, fueron integrándose en las áreas de psiquiatría, neonatos, neurología, traumatología, y UCI además de trabajar con niños crónicos o en estancias largas en el hospital.  Con su trabajo ofrecen recursos para mejorar el estado físico y la tolerancia al dolor a los tratamientos de los niños ingresados. Intentan que el ingreso sea lo menos traumático posible y que, tanto ellos como sus padres, estén más relajados. Para las sesiones, tocan flautas guitarra, xilofones, cortinas musicales, instrumentos de percusión y hacen música de sonidos graves y relajantes. “Cantamos canciones populares en diferentes idiomas y componemos una canción con el nombre del niño o niña, con una melodía que guste a los padres. Esta canción habitualmente les hace fluir la emoción o la angustia que tienen contenida dentro”, explica Núria.

Los padres viven la musicoterapia de forma muy positiva e incluso la esperan durante la semana porque les da alivio. Alicia de 31 años, tiene a su hija Claudia, de dos meses, ingresada desde su nacimiento por una dolencia cardíaca en Sant Joan de Déu. Como otros padres, ha podido disfrutar de las sesiones de musicoterapia en la unidad de Neonatología del hospital. Ella las describe así: “Cantas, tocas algún instrumento de percusión y durante esos momentos el tiempo pasa mucho mejor. Los que tenemos hijos ingresados durante largo tiempo aquí pasamos momentos realmente difíciles y la música nos relaja”.

Las musicoterapeutas recuerdan dos casos que les han impactado especialmente. Uno es el de una madre primeriza ingresada en neonatología que quería dar el pecho a su hijo y no lo conseguía. Estaba nerviosa y tensa. Fue empezar a tocar y  la mujer se relajó y pudo empezar a amamantar el bebé. El otro, es el de una niña que estaba tumbada hacía días sin reaccionar a ningún estímulo. Al escuchar la música se incorporó de la cama dónde estaba postrada. Fue impresionante, aseguran.

Los datos los avalan

Después de una décadas de trabajo, defienden el valor y la efectividad de la musicoterapia en el ámbito hospitalario. Los datos les dan la razón. Un estudio realizado con 120 niños (0 a 18 años) hospitalizados con enfermedades de larga duración, demostró que la música reduce la percepción de dolor, ansiedad y angustia en un 80% de los casos. También influye de manera muy positiva en la relación familiar (padres-hijos) porque les da recursos para hacer más llevadera su estancia en el hospital y refuerza sus vínculos afectivos (74%). Y además mejora su capacidad de comunicación y expresión de sus sentimientos (68%). En el caso de los neonatos,  se observó que mientras escuchaban la música y los cantos se producía un aumento de la saturación de oxigeno (SatO2). También observaron una disminución de la frecuencia cardíaca (FC), por lo que se estabilizaban, tranquilizaban y respiraban mejor.

Te admira ver niños que no pueden expresarse pero que ves claramente como disfrutan las sesiones. En neurología ahora tenemos un niño de dos años que lloraba todo el tiempo y con lo único que se tranquilizaba era con la música. Nosotros trabajamos sobre las emociones y sobre el bienestar de los niños y de sus familias. Más allá de los estudios realizados, lo que tenemos claro es que, si ellos están bien, el acto médico siempre será más efectivo”, afirma Àngels.

Atenuar el dolor cantando

Otro campo en el que se usa la música a nivel terapéutico es con personas afectadas por afasia. Se trata de un trastorno del lenguaje causado por una lesión en las áreas cerebrales responsable del habla. Es una lesión devastadora porque ocasiona una severa dificultad en la comunicación y la autoestima del paciente, su estado de ánimo, las relaciones sociales y familiares, además de su vida laboral. La causa más frecuente es por un ictus, seguido por un traumatismo y tumor cerebral. No existe un tratamiento farmacológico para tratarla.

La unidad de neurología y rehabilitación del Hospital de Sant Pau de Barcelona realizó un estudio con pacientes afásicos que evidenció que la Terapia de Entonación Melódica, que utiliza tonos o ritmos que estimulan las funciones del hemisferio no dominante, aplicada a personas afectadas de forma severa por este trastorno “mejoraba significativamente la gravedad de la afectación, la comunicación del paciente y su conducta psicosocial y vitalidad. Este método musical inductor del lenguaje ha resultado efectivo en muchos sentidos. Lo vemos muy útil para compaginar con otras terapias como la logopedia tradicional”, asegura Carmen García Sánchez, neuropsicóloga responsable del estudio, realizado con una beca de la Marató de TV3 de 2011,

Los pacientes que empezaron con el tratamiento musical promovieron formar una coral a consecuencia de los buenos resultados obtenidos con la terapia. El hospital de Sant Pau recogió la petición y el 2014 puso en funcionamiento la primera coral del Estado español con pacientes afectados por afasia, que actualmente se reúnen con un musicoterapeuta dos veces por semana en el hospital. Según la doctora Sánchez, el trabajo con la Terapia de Entonación Melódica y la puesta en marcha de la coral han mejorado, sobre todo,  el estado de ánimo de los pacientes, que es un aspecto muy importante dentro del proceso rehabilitador de las alteraciones cognitivas”.

Contrarrestar el dolor

La musicoterapia también es muy efectiva con pacientes con esclerosis múltiple, fatiga crónica, dolor crónico y fibromialgia. Antoni Aceves hace 15 años que trabaja como musicoterapeuta para la Asociación de Esclerosis Múltiple del Baix Llobregat y de forma más reciente, también a nivel grupal, con pacientes de la Associació Catalana de la Síndrome de Fatiga Crónica. Este Ingeniero Técnico Industrial de formación, tiene estudios de música, un master y un postgrado en musicoterapia y magister en el modelo Benenzon de musicoterapia. Ha trabajado con muchas personas afectadas por enfermedades neurodegenerativas y el resultado “siempre ha sido muy beneficioso no solo a nivel socializador, sino emocional, profiláctico y de estado de ánimo”. «La música no recupera la lesión pero mejora la manera de vivir e incrementa la calidad de vida de las personas”, afirma rotundo.

Cuando se trabaja la musicoterapia con personas que padecen enfermedades como la fibromialgia y la fatiga crónica se produce una mejora . “La percepción del dolor antes y después de una sesión  mejora de forma significativa. Se puede situar en un umbral o banda media inferior, disminuyendo también el nivel de ansiedad (datos extraídos de respuestas de personas afectadas durante 2 años al test de la escala analógica visual del dolor VAS); igualmente se aprecia una mejora en la movilidad general de las personas que han seguido la sesión”, asegura Aceves.

Ejemplos de éxito

Los buenos resultados de su trabajo lo ponen de manifiesto sus pacientes. Montse Irla, de 73 años, sufría mucho dolor provocado por una artrosis degenerativa, además de tener depresión. Después de un año de trabajo con el grupo de Antoni su estado general ha mejorado mucho. “Había probado sesiones de musicoterapia en otro sitio sin tanto éxito. Ahora puedo caminar sin muletas, puedo subir y bajar escaleras, cosa impensable antes. También me ha ayudado muchísimo a superar problemas. Estos siguen ahí, pero aprendes a verlos de otra manera. Ha cambiado incluso mi manera de ser”, destaca como mejoras de su experiencia.

Por otra parte, Maria Àngels Insa, de 74 años, está afectada por una enfermedad conocida como síndrome de fatiga crónica para la cual no hay medicamentos, solo paliativos. Participa en las sesiones de musicoterapia hace cinco años. “Me relaja mucho y cuando acaba estoy mucho más descansada. También he comprobado que puedo moverme más y con menos dolor. Al principio, los movimientos son casi imperceptibles, pero ayudada por la respiración, acabo moviéndome mucho más”, explica muy contenta con sus avances. Aunque lo que más destaca de las sesiones es el hecho que “compartes un rato muy agradable con otras personas y formas parte de un grupo en el que estamos todos muy unidos. Un ejemplo que la música no solo cura, une.

Último adiós con música

El Parc de Salut Mar aplica la musicoterapia en pacientes con cáncer avanzado y terminal tratados en la unidad de cuidados paliativos. el motivo: porque “mejora el grado de bienestar, reduce la ansiedad y la depresión y, a la vez, hace disminuir la sintomatología que padecen”. Lo dice Josep Planas, médico oncólogo y responsable  de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital del Mar, actualmente ubicada en el Centre Fòrum.

Los profesionales que trabajan con los enfermos son musicoterapeutas de formación, con altas dosis de empatía y psicología. Lo primero que hacen es sentarse con los pacientes para conocer sus gustos y preferencias musicales. Han de trabajar con diligencia porque en 48 horas tienen que tener preparada la canción o melodía de la vida del paciente para posteriormente interpretársela en directo. También elaboran con ellos la letra de las canciones, ya que en muchos casos éstos buscan mandar un mensaje a familiares y amigos. Son sesiones que duran entre veinte y treinta minutos y son muy participativas. Según su estado, puede tocar algún instrumento sencillo y quizás tararear o cantar su canción.

Los efectos que se obtienen con las sesiones son sorprendentes. “Uno de los testimonios más emotivos que hemos tenido fue el de una mujer que nos comentó que gracias a la musicoterapia había conocido el concepto de felicidad. Cuando esto te lo dice una persona con una esperanza de vida de pocas semanas, te animas mucho y todo el trabajo hecho cobra sentido”, precisa Planas.

Unidad de Cuidados Paliativos

La Unidad de Cuidados Paliativos con la musicoterapia no solo contribuye al bienestar de los pacientes y a darles herramientas de comunicación. También tiene una clara vocación docente y de investigación. Tiene un equipo de profesionales que trabajan con los enfermos terminales formados en el master de Musicoterapia de la UB, dirigido por Núria Escudé, a la vez que forman a los nuevos alumnos. Otro se dedica a la investigación. Desde el 2015 este equipo está trabajando en tres programas diferentes. La aplicación de la musicoterapia en pacientes en situación de agonía. Los beneficios de la musicoterapia en profesionales y voluntarios. Y finalmente, el que lleva a cabo con la UPF y busca las bases neurológicas de la musicoterapia; es decir, conocer si los cambios y beneficios que explican los enfermos tienen una traducción en el estímulo de diferentes áreas del cerebro.

Las posibilidades que tienen la musicoterapia son inmensas. Nos gustaría tener más financiación para poder implementarla en otras áreas como oncología médica, oncología radioterápica, unidad del dolor y neonatología, entre otras unidades. Pero hace falta hacer llegar esta información a toda la sociedad y encontrar patrocinadores para este tipo de proyectos«, precisa el responsable de Cuidados Paliativos. Un punto de eclosión para ello se dará el 2018, año en que Barcelona será la sede del 5º Congreso Internacional de Música y Medicina. Servirá para dar a conocer los resultados de las últimas investigaciones llevadas a cabo hasta el momento. Igualmente estimular la implantación de la Musicoterapia en la práctica asistencial de muchos servicios.

También te puede interesar...