De la tierra venimos, a la tierra vamos

Todos somos productos la naturaleza. Todos hemos sido semillas que han crecido y se han desarrollado como bulbos, para florecer como árboles llenos de esplendor. Perdón, para terminar saliendo como personitas con un futuro lleno de esperanza. Pero en el fondo todos hemos sido semilla. Así que, ¿por qué no volvemos a la tierra en forma de semilla al final del ciclo?

Formar parte de un parque natural

Hay mucha gente que piensa así, que en su muerte debe volver a la tierra para retornar lo que ella le ha dado en vida. Así lo explicaban en la antiquísima serie de dibujos animados “David el Gnomo”, cuando en el último episodio este se transformaba en árbol para yacer con su difunta mujer. Y lo que entonces fue un final místico de ficción, hoy ya puede materializarse en un cementerio ecológico en Collserola.

En El Papiol (Baix Llobregat), en medio del Parc de Collserola, existe el Cementerio de Roques Blanques. Este cementerio que ocupa una parcela de 50 hectáreas fue proyectado y construido en 1984 por Joan Roig y Enric Batlle. Los arquitectos ya tenían en la cabeza desde un buen principio la idea de levantar un cementerio que respetase en todo momento la orografía de la montaña, priorizando las sepulturas en el suelo –tumbas, panteones, columbarios- y sin calles de nichos. 

Desde sus inicios y con la posterior gestión de Áltima, siempre han priorizado la protección y mejora del medio ambiente, teniendo siempre muy presente el entorno privilegiado en el que se ubica, en plena Sierra Natural de Collserola.

Funerales ecológicos en Roques Blanques

Así fue como desde 2007 fueron impulsando los funerarios ecológicos a través de una serie de servicios como el llamado Bosque de la Calma, el Camino del Bosque, el Árbol Familiar o la Fuente del Reposo, entre otros. En estos emplazamientos yacen inhumados o incinerados más de 1000 personas que en su momento quisieron que ni su entierro, ni su descanso no generara ningún daño medioambiental al entorno. Más bien volver a la tierra a descansar en paz. 

El Bosque de la Calma

El primero es sin duda uno de los proyectos que más sentido ecológico tiene. Es lo más próximo que uno estará de hacer lo que hizo David, el gnomo. La idea es de plantar un árbol (un pino, una encina, o un alcornoque) por cada urna biodegradable enterrada. De esta manera irán poblando un bosque que irá creciendo paulatinamente. Para recordar el fallecido, la familia podrá inscribir el nombre del fallecido en una pequeña placa. La iniciativa empezó el 2007 con un objetivo principal: reforestar una zona de bosque que se había quemado hacía unos años. Pero el éxito de la propuesta hizo que ampliarán el camposanto.

Árboles familiares

Un año después, decidieron subir un servicio más a la oferta de funerales ecológicos. En este caso se trataba de solucionar un problema que se les había planteado con el Bosque de la Calma: los funerales familiares. Es decir, es habitual que marido y mujer sean enterrados uno junto al otro o hacer mausoleos familiares en que también se incluyan a hermanos/as o hijos/as.

Pero el Bosque de la Calma no estaba pensado para acoger este tipo de espacios más grandes y amplios. Es por eso que decidieron plantear un Árbol Familiar: un sitio más ancho, con un gran árbol y en el que alrededor hay espacio para acoger hasta cinco urnas. A ras del suelo se reseña con una placa los nombres de quienes descansan bajo tierra. El éxito de esta propuesta, así como la del Bosque se traduce en una plantación de más de 2.000 árboles autóctonos. Pero estas dos iniciativas solo fueron el principio.

Jardín y Fuente del Reposo

Inmediatamente después del Árbol Familiar se creó el Jardín del Reposo y la Fuente del Reposo. Se trata de un bonito jardín donde se puede dejar las cenizas del ser querido en una urna especial biodegradable que se deposita dentro una fuente que está a 40º de temperatura. Durante 15 minutos la urna se va disolviendo y el agua se lleva las cenizas a un estanque subterráneo. Hay otra opción también muy parecida pero que no incluye esta ceremonia de disolución. Se dejan las cenizas encima de unas piedras, se conectan unos aspersores y al momento las cenizas se filtran hacia el mismo estanque subterráneo. Actualmente ya se han disuelto en estas aguas unas 1900 cenizas aproximadamente.

Camino del Bosque

Todas estas iniciativas que dieron forma al primer cementerio ecológico del país le valieron la certificación medioambiental europea EMAS, siendo el tercero de Europa en conseguir este registro. Hace un par de años la apuesta para este tipo de funerales se amplió con una nueva iniciativa: El Camino del Bosque. Este es el espacio natural más grande de España destinado a las cenizas.

Se trata de un largo camino en el Bosque de la Calma, que quiere llegar a recorrer un kilómetro de distancia (del cual ya ocupa 100 metros). En este camino se entierran las distintas urnas de madera natural, de castaño, hechas por un artesano. Estos espacios están acompañados por troncos que encuadran cada tumba. Solo queda de la urna la parte superior, el tapón y encima una corteza donde se puede leer la inscripción del nombre del yacente, su fecha de nacimiento y de deceso. Actualmente ya hay hasta 440 urnas.

Pero con los años esta corteza desaparecerá, la tierra lo transformará. ¿Y qué pasará con los familiares que quieran visitar el difunto? En este caso, el cementerio lo tiene todo pensado ya que la familia (o aquel que deseé visitar el sitio donde yazca el difunto) podrá disponer de un certificado en el que se precisan las coordenadas exactas para que, mediante GPS, se pueda localizar el punto donde estará enterrada la urna.

Precios sostenibles

¿Pero todos estos ritos funerarios que coste tienen? Pues si el impacto en el Medio Ambiente es muy reducido, en los bolsillos de quienes lo contratan también. En el caso de la urna depositada en el Bosque de la Calma el coste es de 823 euros, más 96 euros si se desea inscripción del nombre del fallecido en un trozo de madera. La urna biodegradable se paga aparte. Enterrar la urna en el Camino podrá costar 250 euros, urna aparte.

El árbol familiar en cambio es la opción más cara, con un coste de 2.500 euros por el primer difunto y 215 euros para cada uno que se añada. Por último, la Fuente del Reposo es la opción más económica, 72 euros y 195 más si se inscribe el nombre en el muro del espacio. Teniendo en cuenta que un entierro tradicional cuesta de media en España unos 3.545 euros, está claro que las opciones que se plantean en Roques Blanques son mucho más sostenibles, en todos los sentidos.

Últimas novedades para funerales ecológicos en Roques Blanques

Pero la oferta de funerales ecológicos sigue ampliándose y presentado nuevas propuestas. Una de estas es la zona de Panteones del Bosque, donde se entierran unas innovadoras sepulturas, medio metro debajo del suelo, en medio de la naturaleza e integradas plenamente en la vegetación del entorno. Los panteones permiten la inhumación de hasta 6 difuntos. Esta zona habilitada rodeada por el Camino del Bosque es ancha y permite la intimidad de un espacio en el cual podemos encontrar un banco de piedra natural idear para los visitantes y en el cual se podrá grabar el nombre del difunto.

También es una novedad los nichos verdes. Se trata de un jardín vertical modular que se ha creado aprovechando el desnivel natural de la montaña. Una pared donde yacen distintas sepulturas recubiertas por pérgolas de plantas aromáticas, especies autóctonas y adaptadas a las condiciones climáticas de la zona, que no generan competencia entre sí y que atraen la flora y fauna de la zona, ejerciendo una nueva visión de los espacios de conmemoración a favor de la biodiversidad.

Y en el 2020 el Cementerio de Roques Blanques ya está planteando nuevas propuestas. Este espacio es hoy en día el idóneo para poder dejar aquellos muertos que quieren yacer en comunión con la tierra como no lo han hecho en vida.   

 

También te puede interesar...