Una historia de luto basada en la vida de un publicista tan paralizado por el dolor tras la muerte de su hija que sus socios deciden contratar a varios actores para que lo acosen en público haciéndose pasar por la Muerte, el Tiempo y el Amor; el objetivo no es lo que parece y es la excusa para ayudarle a afrontar el duelo.
La película cuenta con un reparto de lujo donde algunos de sus actores destacan mucho más que otros. Will Smith como protagonista -en este cuento de duelo navideño- es capaz de dar realismo a una historia que transcurre en el período navideño con un tono convencional que podría ser calificado de edulcurado. Sin embargo, sirve de oportunidad para ofrecer algunas lecciones vitales y no menos dramáticas reconciliaciones. Los críticos de cine se ensañaron con este film calficándolo de pornografía emocional, pero lo cierto es que el relato aporta reflexiones interesantes en cuanto a la problemática del duelo y como este afecta al entorno de la persona que lo padece.
Puede que parte de la convcción que transmite Will Smith tenga que ver que la historia de su personaje curiosamente le tocó muy de cerca, ya que precisamente durante el rodaje se enteró que su padre tenía un cáncer terminal y que a penas le quedaban unas semanas de vida. Esta coincidencia hizo que el actor intentara entender lo que su papel como Howard sentía al sufir una pérdida íntima, mientras en su vida real debía asumir la inminente pérdida de su padre. Según confesaba el actor, el film le sirvió de aprendizaje y el dolor que sufrió le cambió para siempre su vida, pues «no hay nada más difícil para un ser humando que lidiar con la muerte de un ser querido».
En la historia, el argumento es que los socios de Howard (Will Smith) contratan a un trío de actores en apuros, Brigitte, Raffi y Amy, para hacerse pasar por la muerte, el tiempo y el amor y confrontar a Howard con sus percepciones. Su plan de los amigos es que una detective grabe estos encuentros y luego borrarán a las «apariciones» de forma que les permita argumentar que Howard está mentalmente desequilibrado, y esto les facilite vender la compañía. Aunque en realdiad el plan de sus amigos es obligarle a superar su dolor de una manera sorprendente y profundamente humana.
Después de sus encuentros con Brigitte, Raffi y Amy, Howard asiste a un grupo de apoyo del duelo donde se hace amigo de Madeleine, una mujer que perdió a su hija, Olivia, de cáncer, situación que la llevó además al romper con su matrimonio. En uno de esos encuentros con Madeleine, ella le muestra una nota de su esposo, «Si pudiéramos ser extraños otra vez …» Howard le cuenta sobre sus recientes «conversaciones» con la muerte, el tiempo y el amor a lo que ella le argumenta que el día que Olivia murió, una anciana en el hospital le había dicho que percibiera la «belleza oculta», que ella había aprendido a reconocer en los actos de bondad desinteresados asociados a situaciones trágicas.
Toda la película es bastante previsible y transcurre con el más puro estilo de una fábula en el que lo real, lo transcendental y lo mágico se juntan con dulzor en medio de las fiestas navideñas. “Belleza oculta” en la adaptación del título para la cartelera española en realidad es todo lo contrario, ya que de oculta tiene poco. Aunque se trata claramente una película con una carga no despreciable de manipulación sentimental, sirve a su propósito de reflexión sobre el duelo.