Cuando el abuelo muere, una familia decide buscar un lugar idílico para enterrarlo. En ese mismo lugar deciden levantar una nueva casa, rehaciendo así su vida sobre el recuerdo de un ser querido.
El ilustrador del libro, Isidro Ferrer, utiliza el método collage para ilustrar a los personajes, representando el ciclo de la vida, donde el pasado es el motor del futuro. De este modo, con sencillez y naturalidad, el cuento nos muestra cómo la vida se hace sobre los recuerdos, sobre las vidas de aquellos que nos han dejado su amor y sus historias antes de irse.
“Una casa para el abuelo” acerca el tema de la muerte al público infantil con una historia llena de simbolismo. Y lo hace con amor, de manera afable y con una sonrisa.
En el año 2006, este cuento recibió el Premio Nacional de Ilustración que otorga el Ministerio de Educación y Cultura de España. Valoraron el lenguaje visual de un libro en el que los objetos «se leen».